sábado, 1 de diciembre de 2007

No ser nada

Vivimos preocupados por ese maldito reloj, ese tic-tac que marca nuestras vidas al igual que ese pum-pum que hace nuestro corazón. Sin embargo, nos preocupa más lo primero. Inmersos en el mundo de lo ilimitado, de lo eterno. Pensamos que somos inmortales y es por esto que, por ejemplo, las campañas de tráfico nunca suelen funcionar. Hacemos planes de futuro: quedaremos para tomar algo, celebraremos un cumpleaños, una boda. Planeamos tanto lo que haremos en las horas siguientes como lo que estaremos haciendo dentro de cinco o quizás diez años. Posponemos cosas, buscamos el momento adecuado para decir un "te quiero". Tratamos de alcanzar una posición social o de aparentarla y también, sacamos hipótesis sobre personas que ni siquiera conocemos. Todo esto se ve como algo efímero cuando somos rozados por la amarga consciencia del desengaño. En ese momento lo único que se puede desear es vivir: nos damos cuenta de que el tiempo no se mide con las 24 horas que tiene un día o los 365 días que tiene un año, que todos los días deberían ser como una fiesta y aprovecharlos al máximo. Cumpliríamos ese refrán que dice "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy" y mostraríamos abiertamente nuestro cariño a las personas que verdaderamente se lo merecen. Seríamos libres de ese fantasma social que siempre nos ha perseguido, de preocuparnos tanto por el qué dirán y nos mostraríamos como realmente somos sin importarnos lo demás.
Todo lo que creemos ser, lo que somos puede desvanecerse en tan solo un instante. Un momento fugaz que nos lleva a la terrible conclusión de que no somos nada.
Un beso a ti que lees esto,
A.S.Humanes

No hay comentarios: