martes, 10 de junio de 2008

Cuestión de Respeto

Erik Destler era un hombre que tenía la mitad de su cara deforme. Él mismo se puso su nombre debido al rechazo que suscitaba incluso entre sus propios padres. Tapaba su cara con una máscara para así conseguir huir de las burlas de la gente. Mismo motivo por el que vivía en los subterráneos de la Ópera de París, donde con el paso del tiempo se convirtió en un genio de la música. En alguien que de haber tenido una apariencia agradable a los ojos de los demás seguramente hubieran comparado con otros de los llamdos genios como Da Vinci en la pintura.

"Betty la fea", "Yo soy Bea", "Ugly Betty": telenovelas de igual argumento repetitivo que consiguen atraer gran audiencia. Beatriz Pérez Pinzón, una muchacha a la que se podría considerar genio de la economía y que es rechazada por la sociedad por unas gafas de culo de vaso, aparato, ropa del "año de la castaña", etc. En este caso la historia es más feliz, mientras que Erik nunca conseguirá que le amen y abandone su soledad, Bea se transforma en guapa una gran admiración que se queda corta con la que podían sentir por sus conocimientos. Lo olvidaba, se termina casando con el prota...


La primera historia la escribió Gastón Leroux en 1910 y la Bea española la vimos aparecer en 2006. Mucho tiempo y , sin embargo, mucha similitud. Quitando la progresiva implantación de estereotipos sociales, lo que podemos ver reflejado en ambas historias (aunque hay que decir que no se puede comparar a una obra maestra con una simple telenovela) es la crueldad humana, un tipo de crueldad que podría suavizarse con una mínima educación y que muchos carecen de ella. Educación y respeto hacia los demás.¿Por qué vivir con esa manía de destacar los defectos de los otros?¿Por qué ser tan "pobre" como para describir a alguien por algún detalle físico?

Alguien dijo alguna vez que las verdades duelen, pero muchas veces hay personas que presumen de una sinceridad desmedida hacia los demás y no para ellos mismos causando así un daño psicológico que en algunos casos puede llegar a ser irreparable o puede suponer años tratar de olvidarlo y sentirse bien sin necesidad de esconderse en una cueva o acudir a "Cambio Radical". Así nos encontramos con las llamadas "enfermedades sociales" como la anorexia y la bulimia o personas con problemas para enfrentarse a la sociedad día a día y que prefieren confinarse en sus casas con la única compañía de un televisor o un ordenador.

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