jueves, 18 de diciembre de 2008

Un@ del oeste

El mundo vuelve a respirar al fin después de la disfunción pulmonar que un cowboy sin peli que perdió el oeste le ha provocado. El granjero que jugó a ser presidente como si de un juego de conquistas se tratara se despide de la partida con una sonrisa de aparentada ignorancia. Sí, ignorancia, pues ha declarado recientemente que el hecho de que a uno le tiren zapatos a la cara es algo curioso, interesante y de lo más raro que le ha ocurrido desde que tomó el mando que desgraciadamente, no era el de la play. No tan curioso y extraño les parecerá a aquellos que no han tenido opción de tirar zapatos porque sus voces las callaron misiles que caían del cielo como aves rapaces. No tan curioso resultará a una opinión pública mundial que ha visto cómo los fantasmas de la destrucción masiva se desvanecieron cuando ya no quedaron más psicofonías manipuladas en las que refugiarse de la responsabilidad de un genocidio. Siga sonriendo, señor Bush, se ha convertido usted en aquello que tanto persiguió.

2 comentarios:

Heli dijo...

Un gusto leerla de nuevo :o)

Alberto dijo...

Es un buen final, no? Quiero decir, puedes dedicar mucho dinero en propaganda, llevar a cabo cientos de medidas populistas, luchar con medio mundo en nombre de la "democracia", pero al final, llega un señor, se quita los zapatos y te los tira a la cara. Todo lo que ha intentado lavar su imagen estos últimos meses, no importa, será recordado por esos zapatos que casi le alcanzan. Es una pantomima de su vida; un iraquí que le tira sus zapatos. Maravilloso.